Sociedad CivilLucharemos hasta tener maquila: Lucía y Elizabeth, defensoras de DH

Paginabierta23/06/2017

Siete años de obstáculos y represión gubernamental en Macuspana, Tabasco/CIMACFoto: Montserrat Antúnez Estrada

Por Montserrat Antúnez Estrada/Cimacnoticias

MACUSPANA, Tab. 23 de junio del 2017.- Lucía Hernández Canul y Elizabeth Arias Nicolás, defensoras indígenas de los Derechos Humanos en Macuspana, Tabasco, advierten que lucharán hasta el último día y seguirán enfrentando la obstinación de las autoridades, como lo han hecho por siete años, hasta que consigan construir una maquila que beneficie a su comunidad con una vida y trabajo dignos.

Lucía Hernández, quien vive en la ranchería El Triunfo, a casi una hora de la cabecera municipal de Macuspana, afirma en entrevista con Cimacnoticias que el compromiso por luchar lo heredó, pues viene “de una familia de guerreras y guerreros” y que su madre fue una de las mujeres que, organizadas desde 2010, lograron que el gobierno municipal cumpliera con la entrega de pisos firmes para sus viviendas. Luego buscaron la construcción de una planta textil donde ellas fueran dueñas, para que se convirtiera en una fuente de trabajo para la comunidad indígena de choles y chontales a la que pertenecen.

El padre de Lucía participó en 1994 en las protestas de obreros y campesinos de la entidad, quienes denunciaron la afectación de sus tierras por la sobreexplotación de hidrocarburos de Petróleos Mexicanos. “Él sabe que solo cuando te manifiestas el gobierno te hace caso”, afirma, “y me dice que siga adelante, que es mi vida y tengo que ver cómo voy a sostenerme”.

También las dos hermanas de Lucía se unieron a las movilizaciones para exigir la construcción de la maquila, proyecto aprobado por el gobierno desde 2012, pero que sigue sin concretarse.

Las enfermedades de su madre y su padre orillaron a las hermanas de Lucía a retirarse de la lucha y acordaron “que yo seguiría, mientras ellas me apoyan cuidando a mis papás”. Explica que a su madre le dio una parálisis de medio cuerpo, pero sigue apoyándola, porque no solo buscan el apoyo propio, sino el de la comunidad.

Lucía explica que su proyecto surgió porque en Macuspana no hay trabajo, “el gobierno no ha puesto ningún lugar donde podamos emplearnos”. Ella se dedica a las labores del hogar, cocina, lava, vende pozole, hace tortillas, “a lo que uno pueda recoger”, porque el salario no abastece.

“Pese a todo, sigo”

Elizabeth Arias tiene 60 años y es de una comunidad indígena chol ubicada en el poblado de Palomas, Macuspana. Dice que ya perdió la lengua chol que todavía hablaba su abuelo y ahora sólo habla español.

Todos los días, a las siete de la mañana, Elizabeth llega al pequeño taller de costura a trabajar. Hace un año, el gobierno municipal les dio permiso de instalar en una de sus oficinas la maquinaria textil que compraron con fondos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Dicen sus compañeras que “se ha vuelto una costurera excelente”.

Elizabeth gasta más de 50 pesos diarios en pasajes para recorrer tres kilómetros de su casa al taller y cuando tienen que salir más tarde, regresa caminando por la carretera. Casi todo el dinero que gana vendiendo las prendas que hace lo pierde en pasaje, pero no se da por vencida.  Enseñó a sus hijas a coser en las máquinas, pero ya no siguieron trabajando porque tienen que cuidar a sus hijos.

La gente de su comunidad no entiende por qué insiste en hacer una maquila, si está perdiendo dinero y tiempo, pero ella responde, con voz entrecortada y limpiándose las lágrimas: “Seguiré exigiendo hasta que me muera y consigamos la maquila. Mis otros hijos, las vecinas, me preguntan para qué voy, que voy a perder todo, pero yo les digo: ¡No tengo nada!, ¿qué puedo perder? no me voy a ir sin luchar”.

Su maquila

El proyecto de la maquila, en el que trabajan desde hace siete años las defensoras de DH, Lucía Hernández Canul y Elizabeth Arias Nicolás, a quienes las define su fidelidad y pasión por superarse, se llama cooperativa Exótica Textiles, S.A. de C.V., y está conformado por 50 mujeres.

Ellas han tenido que exigir durante casi una década la respuesta del gobierno municipal, estatal y federal, así como el apoyo de las Comisiones de Derechos Humanos nacionales y estatales. Y tras enfrentar trabas, omisiones y violaciones a sus Derechos Humanos, lograron, en enero pasado, que el gobierno estatal hiciera públicas las escrituras del predio que les donó y que las reconociera como dueñas, con lo cual pueden empezar la construcción de la maquila.

Las defensoras de DH narran a Cimacnoticias que la represión en su contra se incrementó en 2015, cuando en marzo, ante la negativa del Gobierno estatal por ingresar sus proyectos al Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), pese a que se los prometieron en reuniones con el secretario de Desarrollo Económico y Turismo de Tabasco, David Gustavo Rodríguez Rosario, Lucía inició una huelga de hambre afuera de dicha dependencia.

Sus compañeras, y su representante legal, el defensor Julio César Álvarez Santos, se sumaron a la exigencia y el 25 de marzo, al concluir un acto público del gobernador Arturo Núñez, en la Plaza Revolución de Villahermosa, policías estatales las golpearon. “Nos lastimaron, nos pegaron con sus puños y pistolas, detuvieron al licenciado y a un compañero”, recuerda Lucía. Gracias a al apoyo de organizaciones civiles, fueron liberados.

No desistieron. Tras la presión mediática, el gobierno estatal convocó a una reunión donde aceptó dar siete millones de pesos para la maquiladora. Pagaría cinco millones y dos millones más serían para fondo perdido. Sin embargo, les pidieron como requisito las escrituras públicas, por lo que el proceso se retrasó varios meses más.

“Todos nos dieron largas, por eso decidí instalarme en la Comisión Estatal para que declarara y hablara por nosotras”, cuenta Lucía. Desde noviembre de 2014, la instancia de defensa de los DH ya había emitido cinco recomendaciones presidente municipal de Macuspana, Víctor Manuel González Valerio, por el incumplimiento de compromisos en cuanto a las maquilas.

“Ahí, afuera de la Comisión Estatal, mandaron a alguien a que me echara ácido”, recuerda Lucía, “lo hicieron para que levantara la huelga, pero yo dije, prefiero morir luchando que de hambre porque estamos luchando para tener un trabajo digno. Y dije, de aquí me sacarán muerta. Ahí fue donde cedió el Ombudsman”. Por ello nadie ha sido sancionado.

Continuó en el Congreso de Tabasco con la huelga de hambre que había empezado desde hacía casi dos semanas. El 11 de agosto, la presidenta del movimiento, Alicia Jiménez Hernández, y Julio César Álvarez fueron encarcelados.

Desde julio de 2015, las mujeres solicitaron a la CNDH un recurso de impugnación por el incumplimiento de las autoridades a las recomendaciones emitidas por las Comisión Estatal, pero denuncian que la instancia no ha actuado a su favor.

“Y la CNDH nada más contemplando a estas mujeres, que las han golpeado, encarcelado. Para qué juran respetar el Artículo primero de la Constitución si lo violan a cada rato, para que existe la Comisión Estatal o la nacional si al final sus recomendaciones no son vinculatorias ni obligan a que se respeten. Es una simulación, es el doble discurso de nuestra clase política”, denuncia Julio César.

“Cuando nos atacan, afirma Lucía, dicen que somos manipuladas por el licenciado Julio y yo digo no, no soy manipulada, porque siento el dolor de no tener un plato en tu mesa, ellos no lo sienten porque ellos comen sus tres comidas, nunca he sido manipulada por él”. Y advierte: “yo he sentido el dolor para entrar a esta lucha y no la voy a dejar hasta el final”.

 

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