Derechos HumanosTransgénero, sinónimo de discriminación en la UNAM

admin16/06/2016

15tra La universidad no tiene registro de la población trans e insuficientes lineamientos Por Amaranta Martínez Martínez SemMéxico CIUDAD DE MEXICO, D.F. 16 de junio del 2016.- Nicolás, estudiante de sexto semestre, aseguró que ha sido más difícil sortear la discriminación y el rechazo por ser transgénero que estudiar ingeniería mecánica en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México). Relató que la primera vez que quiso sacar un libro en la biblioteca de su facultad, entregó su credencial a la encargada para registrar el préstamo, ésta le espetó que quería robarse el libro. “Aquí está escrito un nombre femenino y mira tú cómo te ves”, le reclamó. “Fue muy vergonzoso, le dije que de verdad era yo y hasta le mostré mi credencial del INE y aunque, en ambas mi aspecto luce igual al de la foto, no me quiso registrar el préstamo. “Me sentí como espectáculo de circo: la gente se burló mucho”, comentó Nicolás y dijo: “ya no pido libros de ahí porque nunca me los quieren prestar y siempre se hace todo un alboroto”. Los maestros, relató Nicolás, toman tiempo de sus clases para burlarse de los gays, las lesbianas y las personas transexuales. “Siempre hay frases como: ‘ay, chavos ¡espero que no se vuelvan unas vestidas!’, ‘a esta loca que me hizo un escándalo se la voy a hacer más difícil’, ‘ojalá no se vayan por el mal camino”, comentó Nicolás. Señaló que no ha denunciado estas prácticas porque está convencido que si los maestros discriminan en clase, las autoridades también. “Si los maestros son así, ¿qué me asegura que las autoridades no sean iguales?”. Afirmó que la Facultad de Ingeniería de la UNAM es una muestra concentrada de la sociedad machista mexicana. Virgilio Daniel Mendoza Rivera, ex alumno de Comunicación del Sistema de Universidad Abierta (SUA) de la UNAM, cambió su nombre en el acta de nacimiento en mayo del 2015, proceso que destacó por su rapidez. En la UNAM, en cambio, dijo, lo tuvieron tres meses de una ventanilla a otra en servicios escolares sin respuesta hasta que finalmente le dijeron en la ventanilla ocho de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) que no sabían hacerlo y lo mandaron a Rectoría. Una vez ahí, lo regresaron a esta ventanilla de la Facultad. El secretario de servicios escolares de FCPyS, Pedro Mundo, señaló que únicamente se necesita traer el acta de nacimiento original con los cambios para que la ventanilla emita un dictamen y los documentos del alumno se adecuen a ella. Afirmó que nunca ha recibido el caso de un alumno en esta situación. La UNAM no cuenta con un registro de las personas transgénero que estudian y trabajan dentro de ella. La Comisión Especial de Equidad de Género, encargada de solicitar los estudios correspondientes a distintas instancias para la igualdad de género, aún no cuenta con estadísticas que visibilicen la violencia que sufren las personas transgénero en la Universidad y como no hay estadística, se desconoce si los casos de Nicolás y Virgilio, son los únicos en una comunidad de 346 mil 730 estudiantes y 26 mil 610 trabajadores. La Comisión Especial de Equidad de Género del Consejo Universitario de la UNAM se creó en el 2011 para impulsar la equidad de género en las prácticas, funciones y cultura institucional de la UNAM, pero carece de recursos, de acuerdo con la propia universidad en respuesta a una solicitud de información. La Comisión, integrada por consejeros universitarios, hombres y mujeres, y presidida por Ana Buquet, la directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), creó los Lineamientos Generales para la Igualdad de rGénero en la UNAM donde definió la discriminación de género como “toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el sexo, embarazo u orientación y/o preferencia sexual […] tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.” Sin embargo, los Lineamientos no han sido suficientes para generar cambios en la vida cotidiana de la UNAM para las personas transgénero. Discriminación y odio Nicolás señaló que los actos de discriminación suceden hasta en el baño. La gente que lo conoce por su nombre biológico, comentó, no lo deja entrar a los baños de hombres, pero por su aspecto físico las mujeres también lo corren de los sanitarios destinados para ellas. “Mira, ¡eso es mujer! ¡Ja ja ja ja! se burlan”, expresó. La misma situación vivió Virgilio en la FCPyS. “Al inicio el personal de limpieza no me dejaba entrar al baño de hombres porque parecía mujer y cuando comencé el tratamiento hormonal ya tampoco podía entrar a los de mujeres por tener un aspecto masculino”, expresó. “Es desgastante estar discutiendo y explicando a gente que no quería escuchar. Iba a otro tipo de baños menos concurridos o no iba en la escuela y caminaba hasta Tienda UNAM”, relató Virgilio. Isabel Saro, autora del libro Transexualidad: una perspectiva transdisciplinaria, señaló que la mayoría de las veces las personas transgénero no denuncian los actos de discriminación porque las autoridades se burlan y acaban siendo doblemente discriminados. Desde la publicación de los Lineamientos Generales para la Igualdad de Género de la UNAM en marzo del 2013 hasta la fecha, la defensoría de los derechos humanos de la UNAM sólo ha recibido una denuncia por discriminación de género hacia personas transgénero. “Se viste raro”, “¿por qué no se arregla un poco más o usa vestido o maquillaje?”, después de haber recibido segregación y muchos comentarios de este tipo, Virgilio Daniel decidió dejar de ir a tomar clases en la FCPyS. Comentó que platicando con amigos abogados decidió no denunciar porque “si una sola persona se queja no hacen caso.” La Coordinadora de Formación y Desarrollo Humano de la Facultad de Ingeniería, María Elena Cano Salazar, quien además da terapia a los alumnos que lo requieran, afirmó que es un prejuicio injustificado pensar que las de denuncias no son atendidas, porque ha habido casos en esa facultad de quejas por acoso que han sido resueltas. “Si no se lleva a las instancias jurídicas es porque no quieren”, expresó. Señaló que se necesitan cursos de sensibilización en género sobre estos temas para los profesores; sin embargo, el último que se impartió en Ingeniería fue en 2010 y en él nunca se tocó el tema de la transexualidad y las personas transgénero. Cano Salazar manifestó que los programas de sensibilización deberían ser impulsados desde Rectoría. No obstante, Nicolás mencionó que a la mayoría de los profesores y de los alumnos no le interesa informarse. Comentó que una vez él intentó debatir sobre la asignación de género en una clase de ética y como nadie quiso, terminaron hablando sobre prostitución. La disforia que sentía Nicolás entre su género y su sexo biológico le provocaba ataques de ansiedad, por lo que hace un año decidió hacerse una operación para quitarse el pecho, pero menciona que esperará hasta salir de la Universidad para empezar su tratamiento hormonal. “Si con un aspecto andrógino apenas me respetan, si empezara mi tratamiento hormonal y me empezara a salir barba o algo parecido, me estarían fastidiando todo el tiempo y no quiero pelearme”, dijo. Nicolás expresó sus respetos para la gente que puede asumirse y aceptarse plenamente como miembro de la comunidad LGBTTTI dentro de su escuela, pues dice que todo lo que no entra dentro de los patrones heteronormados es discriminado. “El nivel académico es muy bueno, pero el ético no”, lamentó, “la gente se burla y nadie dice nada”. Dada la mala experiencia que ha tenido en la UNAM, Nicolás quiere hacer su posgrado en el extranjero.

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