 Por Natalia Vidales Rodríguez*  SemMéxico  Un tema que, por tantos de actualidad que hay, habíamos dejado de lado comentar es el del proyecto de ley que dio a conocer el senador priísta Omar Fayad el mes pasado, misma que busca regular el uso de internet y clasificar delitos cibernéticos, entre ellos el bullying en las redes sociales.  Estábamos apenas congratulándonos por la iniciativa de esta ley –que tanta falta hace- cuando nos enteramos que el senador se frenó a sí mismo, dejándose intimidar precisamente por los cibernautas a los que pretende regular.  No aguantó las críticas ni la presión y a ello respondió con una extraña expresión que generó otra serie de memes: ¨Si lo que quieren es que la queme, la quemamos¨.  Desilusionó su falta de carácter para defender algo de lo que supuestamente está convencido. Se dejó manejar por unos cuantos gritos en la red (mínimos en comparación con el grueso de la población que apoyaría una iniciativa de ese tipo sin querer crucificar a quien pretende poner un alto a tanto desprestigio y agravio que se da en la red de forma anónima).  Representantes que defiendan lo que deben defender –perdonando la redundancia-  es lo que necesitamos los mexicanos. Sean senadores, o diputados, o funcionarios, lo que deben hacer es buscar el bien de la sociedad y procurar que la convivencia, las críticas y las opiniones encontradas se den de forma pacífica,  respetuosa y civilizada.  El arrojo y la temeridad que el senador Fayad mostró al presentar la citada iniciativa levantó tremenda polvadera pero, como siempre sucede, otras notas llegan y suplen -¿o sepultan?-  el tema; en este caso,  uno por demás importante que no cualquiera retoma, por temor, falta de carácter, conveniencia o por lo que usted guste.  Ojalá no suceda lo mismo con esta iniciativa del senador Fayad y que en realidad se lleven a cabo los foros ciudadanos que prometió realizar a partir de esta semana con el objetivo, según dijo, de ¨construír una iniciativa que permita prevenir y sancionar los delitos informáticos¨, escuchando la opinión del ciudadano, ya no desde una visión unilateral.  Y que bien que así se haga porque alguien tiene que entrarle al toro por los cuernos y buscar soluciones para evitar el abuso de la libertad que da la red, sin atender falsas poses de defensa a la libertad de expresión porque hay –como contraparte- un argumento muy sólido:  el respeto a las personas –sean estas de la sociedad civil, autoridades o gobierno.  El abuso no debe permitirse y si para ello es necesario un decreto del poder legislativo pues…!que se haga! pero que sea efectivo ya que actualmente varios de los delitos  como el acoso, la suplantación de identidad, los robos electrónicos, las extorsiones y la violación de correspondencia ya están tipificados en los códigos penales, e incluso muchas procuradurías ya tienen una oficina especial para la atención de las denuncias de estos y otros delitos  o para  la investigación de oficio en los casos de la  pornografía infantil,  cuando se cometen por los medios de comunicación electrónicos, como la internet y la telefonía celular. Pero no pasa nada.  Si el senador Omar Fayad le entró a este tema polémico, hay que aprovecharlo y procurar que de esos foros de consulta salga una propuesta viable, justa y de beneficio comunitario.  ¿Será utópico pensar que tanta basura que circula por internet pueda controlarse? Somos optimistas, siempre lo hemos sido.
  Por Natalia Vidales Rodríguez*  SemMéxico  Un tema que, por tantos de actualidad que hay, habíamos dejado de lado comentar es el del proyecto de ley que dio a conocer el senador priísta Omar Fayad el mes pasado, misma que busca regular el uso de internet y clasificar delitos cibernéticos, entre ellos el bullying en las redes sociales.  Estábamos apenas congratulándonos por la iniciativa de esta ley –que tanta falta hace- cuando nos enteramos que el senador se frenó a sí mismo, dejándose intimidar precisamente por los cibernautas a los que pretende regular.  No aguantó las críticas ni la presión y a ello respondió con una extraña expresión que generó otra serie de memes: ¨Si lo que quieren es que la queme, la quemamos¨.  Desilusionó su falta de carácter para defender algo de lo que supuestamente está convencido. Se dejó manejar por unos cuantos gritos en la red (mínimos en comparación con el grueso de la población que apoyaría una iniciativa de ese tipo sin querer crucificar a quien pretende poner un alto a tanto desprestigio y agravio que se da en la red de forma anónima).  Representantes que defiendan lo que deben defender –perdonando la redundancia-  es lo que necesitamos los mexicanos. Sean senadores, o diputados, o funcionarios, lo que deben hacer es buscar el bien de la sociedad y procurar que la convivencia, las críticas y las opiniones encontradas se den de forma pacífica,  respetuosa y civilizada.  El arrojo y la temeridad que el senador Fayad mostró al presentar la citada iniciativa levantó tremenda polvadera pero, como siempre sucede, otras notas llegan y suplen -¿o sepultan?-  el tema; en este caso,  uno por demás importante que no cualquiera retoma, por temor, falta de carácter, conveniencia o por lo que usted guste.  Ojalá no suceda lo mismo con esta iniciativa del senador Fayad y que en realidad se lleven a cabo los foros ciudadanos que prometió realizar a partir de esta semana con el objetivo, según dijo, de ¨construír una iniciativa que permita prevenir y sancionar los delitos informáticos¨, escuchando la opinión del ciudadano, ya no desde una visión unilateral.  Y que bien que así se haga porque alguien tiene que entrarle al toro por los cuernos y buscar soluciones para evitar el abuso de la libertad que da la red, sin atender falsas poses de defensa a la libertad de expresión porque hay –como contraparte- un argumento muy sólido:  el respeto a las personas –sean estas de la sociedad civil, autoridades o gobierno.  El abuso no debe permitirse y si para ello es necesario un decreto del poder legislativo pues…!que se haga! pero que sea efectivo ya que actualmente varios de los delitos  como el acoso, la suplantación de identidad, los robos electrónicos, las extorsiones y la violación de correspondencia ya están tipificados en los códigos penales, e incluso muchas procuradurías ya tienen una oficina especial para la atención de las denuncias de estos y otros delitos  o para  la investigación de oficio en los casos de la  pornografía infantil,  cuando se cometen por los medios de comunicación electrónicos, como la internet y la telefonía celular. Pero no pasa nada.  Si el senador Omar Fayad le entró a este tema polémico, hay que aprovecharlo y procurar que de esos foros de consulta salga una propuesta viable, justa y de beneficio comunitario.  ¿Será utópico pensar que tanta basura que circula por internet pueda controlarse? Somos optimistas, siempre lo hemos sido.  
Comunicóloga y directora de Mujer y Poder


