Por @javo_zz CAMPECHE, Cam. 1 de febrero del 2015.- La farsa y las mentiras de Alejandro Moreno Cárdenas predominan  en las redes sociales, ya que paga por “bots” en Twitter, para ganar popularidad, tiene cuentas falsas que sincronizan publicaciones y comentarios de alabanza al corrupto precandidato priísta a la gubernatura. Desde hace unos meses, ha estado en constante observación la cuenta de Twitter de Alejandro Moreno @alitomorenoc, se han monitoreado los comentarios constantemente, en donde es más que evidente que hay una maquinaria operando para resaltar y volver tendencia los vacíos comentarios del polito campechano. Con evidencias gráfica, se demuestra cómo más de 10 supuestas personas comentan exactamente lo mismo, vez tras vez, sin variar ni una coma, lo cual es una evidencia clara de que hay grupos en redes, que fueron contratados solo para crear tendencias de un político poco querido y si muy criticado. Estos grupos son en su mayoría del centro del país, según  información que arroja la aplicación Trendsmap, la raíz de los comentarios o el centro de operación en redes de Alejandro se encuentra  muy cerca de Zumpango, Estado de México. Cabe señalar que estas cuentas también emiten comentarios discriminatorios, lo que demuestra que las personas que administran estas cuentas no cuentan ni siquiera con la capacidad de hacer  un trabajo respetuoso a la comunidad cibernauta. Otras tendencias que unen el sentimiento nacional mexicano, como #TodosSomosAyotzinapa #YaMeCanse y #NiUnVotoAlPRI, son víctimas de comentarios nefastos en estas cuentas, que tratan de boicotear la organización de ciudadanos comprometidos, que usan las redes sociales como un medio para expresar lo que en muchas ocasiones no pueden o tienen miedo hacer por las represiones y condicionamientos del partido en el poder. Aun así, poniendo en riesgo mucho con la nueva reforma a telecomunicaciones, que le permite al Estado mexicano intervenir las cuentas de ciudadanos críticos, algo que @alitomorenoc gustoso aprobó. Esto nos hace pensar en la cantidad de dinero despilfarrado en absurdos intentos de comprar las conciencias, tal vez con recursos públicos, de inflación en el costo de obras o de programas sociales que operan desde hace meses en campañas ilícitas.