Por Roger Elías Cornelio Sosa La larga espera llegó a su fin. El PRI destapa de hoy a mañana a su candidato a gobernador. Quien resulte, recogerá el tiradero dejado en el año reciente. Y en este escenario, el estandarte tricolor se exhibe maltrecho, dividido, fisurado, polarizado; hay desbandadas en puerta. La oposición paladea el banquete y se apresta a dar el zarpazo. Recapitulemos. En el pasado mes de julio, el CEN del PRI dio a conocer su “Informe Prospectivo 2014-2015”. Ahí definió luces amarillas e hizo una serie de recomendaciones. (Campeche 2015; el día que perdió el PRI). Y la verdad, si el escenario hace seis meses advertía riesgos, hoy el caldero está en ebullición. La llamada de Camacho Quiroz en agosto sirvió de poco. El zipizape interno no cedió a la cordura. Aquella vez (23 de julio del 2014) escribimos: Frenético el frotar de manos de los dirigentes opositores al PRI. Se relamen el pastel que les espera. –De ámbar peligroso hoy para el tricolor, el escenario después del V Informe pasará a rojo perdedizo-. Nunca me ha gustado el “se los dije”, pero creo que el que resulte designado nos dará la razón. Le espera ruda tarea de nanocirugía. Así las cosas, los “duros” de los bandos en disputa no quedarán satisfechos. Los resabios de las negociaciones no convencen en su totalidad. Práctica tradicional será el poner piedras en el camino; deslealtades y traiciones; divorcios, grillas, zancadillas y enemistades; coqueteos bajo la mesa con la oposición; guiños y financiamientos a candidatos de otros bandos. Arderá Troya. Layda Sansores –lo hemos dicho-, sabe que es ahora o nunca. Rosiñol tratará de que la gente recobre la confianza en el PAN, ante una cúpula que inspira lo contrario. Fernando Imperiale desde el PRD, buscará recuperar la simpatía con propuestas sensatas. Los demás, con todo respeto, serán lo de menos. El dilema para el PRI en esta pulverización, consistirá en mantener sus 100 mil votos duros. Difícil tarea. Layda hizo 108 mil en el ’97; el PAN 105 mil en el 2003; Mario Ávila 140 mil en el 2009. Escenarios y coyunturas diferentes. En el blanquiazul ya no está Juan Camilo, ni son gobierno federal; en el Morena, tienen en el tema de las reformas -principalmente la energética-, la carnada para captar el alud de inconformidades y frustraciones. La decepción general apuntalará su campaña. Y viene lo peor para el tricolor. El saliente gobierno estatal está atado de manos. La suspicaz sociedad revisa cualquier detalle, con lupa en la mano. La parsimonia y dejadez “campechana” es historia. Hoy las protestas por corrupción y complicidad de autoridades electorales, podrían darse en condiciones de confrontación. Reclamos con razón y enfrentamientos orquestados desde la sombra, la perspectiva del temor. Por ello insistimos. El candidato que resulte del PRI tendrá que convencer a su propio equipo, a su partido y a la sociedad. El abanderado tricolor tendrá que operar una eficaz estrategia para ser factor de unidad; persuadir dentro de su propia casa y ante la desconfiada ciudadanía. Innovar su contacto con la gente, sin perversión, ni propuestas indignas. O por su cuenta y riesgo, seguir el caminito de los regalos, despensas, láminas, créditos a fondo perdido y promesas impías. Si. El PRI en Campeche es el partido más fuerte… pero no invencible. Aprestémonos para lo que viene.
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