Por Carlos Cervera Ancona Pocas veces o puede que nunca, había leído un homenaje póstumo tan conmovedor y sincero, como el que dedicó la maestra universitaria, Denise Dresser, a Julio Scherer, maestro de varias generaciones de periodistas, a quienes inculcó escribir la verdad por sobre todas las cosas, aún a costa de sus propias vidas, como ha sucedido en muchas ocasiones, en distintos estados. Dice bien la respetable maestra y politóloga Dresser, don Julio fue  un luchador de cosas y casos injustos, sembró la semilla que dará       y ha estado dando excelentes investigadores periodistas, que han ofrendado su vida al noble oficio de la información. Seguramente el ausente, en lo físico, personaje, habrá  pedido al todopoderoso el departamento de Redacción para corregir algunos detalles. Y es que don Julio nació periodista, ya tenía la consigna de redactar los nuevos testamentos, perdón por la irreverencia. No cuento con la capacidad intelectual de la grandiosa Denise Dresser, por lo que pido disculpas. Repito nuevamente que nunca había leído  un homenaje póstumo como el escrito por la bella catedrática y sostengo el comentario. Ojalá y alguno de los que lo acompañaron desde el periódico Excélsior, mantengan viva la llama que los catapultó hasta los primeros  lugares del periodismo serio e incorruptible, como supo mantenerlo Scherer García. Y es que la situación actual es mucho muy distinta a otros tiempos, esto no significa de ninguna manera que los colaboradores de hoy, estén inmersos en la despreciable corrupción. Los numerosos lectores de la revista Proceso, que fundó don Julio Scherer García, ha tenido sus altibajos, pero nunca ha claudicado  y sus lectores jamás la abandonaron. Con relación al homenaje póstumo que le brindó, la más informada de la trayectoria de don Julio, como lo es la maestra Dresser, y la manera de cómo se expresa del legendario periodista, la hace más y más incomparable. Ni siquiera alguno de sus alumnos o compañeros de ‘batalla’ escribió algo tan bello, como lo comentado por la destacada maestra universitaria, a quien admiro más y más cada día que la leo  y disfruto sus comentarios. A lo mejor, Scherer García no merece lo escrito por Dresser, pero así son estas cosas, apenas muerto un personaje, nadie en vida como él. Esta bella dama sí que realmente denuncia corruptelas, sin esconder la cola que muchos cargan ‘discretamente’. Qué gran mujer es la catedrática Denise Dresser.