Por Roger Elías Cornelio Sosa ***No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo. CAMPECHE, Cam. 17 de diciembre del 2014.- En sendas entrevistas recientes, el pastor Edgar Hernández ha definido sus conceptos de moral y cinismo. En la primera, dijo que su calidad moral no tiene dudas “…y a las pruebas me remito”. En la otra, del martes, engoló la voz para advertir su interés por buscar la alcaldía de Campeche: “…yo estoy más que animado”. Hagamos un recuento de daños, perdón, de su accionar en el Congreso. Un líder, decíamos, enseña a sus seguidores con el ejemplo. Y así vemos que el pasado dos de octubre, “Garo” fue despectivo con el Morena, al insinuar que en este partido, sus directivos –por ancianos-, necesitan xolté (bastón). Su mal ejemplo cundió y a partir de entonces, todo su rebaño le cayó en montón al diputado solito, Manuel Zavala. Luego, el 16 de ese mismo mes, se le vino encima la ingobernabilidad legislativa. Por lo de Ayotzinapa, los trabajadores despedidos de Tenabo y las mentiras desde la OPLEC. Un verdadero mercado con dimes y diretes, chismes, gritos, silbidos, porras y hasta palabras altisonantes. El “pastor” sólo acertó a escurrirse en su mullido sillón. Mejor se fue al baño a ocultarse… creo. Hace poco el aquelarre. A punto de liarse a golpes los priistas Manrique, Fito Vadillo y Miguel, sobre el morenista Zavala. Carteles rotos, empujones y jaloneos. Presidente y vicepresidente, como mudos espectadores. El siempre caballeroso abogado Chanona tuvo que imponer orden. Una gavilla de bandoleras lideresas priistas, gritaron improperios en contra del opositor legislador desde las gradas. Pero mientras el caos e irresponsabilidad se ciernen sobre el Poder Legislativo, Garo no perdía tiempo. Por las tardes, noches y fines de semana, recorría las colonias de los siete distritos del municipio. Su excusa era visitar su distrito y acompañar a sus colegas, pero con cinismo, su equipo repartía bolsas con su foto y logotipo del PRI. Se ofrecía para cargar criaturas y abrazar ancianos, para el mejor ángulo fotográfico. En aquellos días, se intensificó la campaña nacional del PRI por revisar las trayectorias de sus militantes que buscan candidaturas. Al diputado Hernández los periodistas le preguntaron a este respecto y dijo: -Yo creo que es lo correcto; a nivel nacional hemos tenido muchos ejemplos de servidores públicos que desafortunadamente han incumplido no sólo con su responsabilidad de cumplirle a los ciudadanos, sino también de transparencia en el manejo adecuado y responsable de los recursos públicos-. -En cuanto a la historia personal ¿Pasarán la prueba los priístas? -Yo te puedo hablar por mi persona. Yo estoy seguro que la voy a pasar. -Oiga, señor, entonces tendrá que demostrar su calidad moral… -Por supuesto, y yo ¡a las pruebas me remito!. Rescatamos por otra parte algo en la Constitución Política del Estado de Campeche: Artículo 89.- La propaganda que bajo cualquier modalidad de la comunicación social, difundan las dependencias, entidades y órganos de los poderes LEGISLATIVO, ejecutivo y judicial del estado, de los ayuntamientos y juntas municipales, así como los órganos autónomos estatales, deberá tener el carácter de institucional y fines informativos, educativos, de orientación social o de seguridad pública. EN NINGÚN CASO esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público. Lo anterior deberá de regularse en la legislación electoral. (Sin palabras) Otra entrevista, de ayer al mediodía. -Diputado, ayer recibió el respaldo de los líderes de colonia. ¿Cómo se siente? -Me siento contento por, de nueva cuenta, ser testigo de la confianza de la gente; no solamente de la gente a la que represento del Sexto Distrito, sino de los siete Distritos del Municipio de Campeche. Lo de ayer FUE UN EVENTO CONSENSADO CON MIS COMPAÑEROS diputados, (…) y de manera espontánea, pues ellos manifestaron lo que ustedes ya saben… -¿Pero a usted sí le gustaría ser alcalde? -Yo creo que a todo político no solamente le gustaría, sino que todo político aspira a continuar con su carrera, y es a lo que yo aspiro, a continuar sirviéndoles a los campechanos. -¿Entonces no queda descartado ver su nombre en las boletas, se va a animar? -¡Yo estoy más que animado! ¿Es esto lo que quiere César Camacho Quiroz y el nuevo PRI? Tal vez haya algo en aquellos mensajes que un servidor no haya entendido entre líneas. Pero desde aquí, detrás de las barreras, las cosas no se ven del mismo tono, como lo distingue este emperador que camina desnudo. Que alguien le avise que no hay empatía, ni simpatía con la gente, sino rechazo y hartazgo. O tal vez, como dice un amigo, podría correr el riesgo de convertirse en una carga para el próximo candidato a gobernador. ¿El nuevo Carlos Felipe? Que alguien lo explique, por favor. Por respeto a César Camacho y a Julio César… ***Según cuenta Plutarco en sus “Vidas paralelas”, un patricio romano llamado Publio Clodio Pulcro, dueño de una gran fortuna, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César. Tal era su enamoramiento, que durante la fiesta de la Buena Diosa -celebración a la que sólo podían asistir las mujeres- entró a la casa de César, disfrazado de músico, pero fue descubierto, apresado, juzgado y condenado. Julio César reprobó a Pompeya, a pesar de estar seguro de que ella no le había sido infiel, pero no le agradaba el hecho de que su mujer fuera sospechosa de infidelidad, porque no bastaba que su mujer sea honesta, también tiene que parecerlo. La expresión, con el tiempo, comenzó a aplicarse en todo caso en el que alguien es sospechoso de haber cometido algún ilícito, aun cuando no hubiera dudas respecto de su inocencia, en la forma.
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