DestacadosOpinionOctubre, mes de la imposición cultural

admin16/10/2014

8opin Por Roberto Grajales En Campeche, se habla de once municipios, “once campeches”, pueblos diferentes de culturas diferentes, que se desarrollan diferente. Pero desde el 2001, al llegar octubre, todos, sin excepción, deben de someterse al control cultural del Estado. En las comunidades choles de Calakmul, en los asentamientos de los colonos del norte en Candelaria y Escárcega, en las comunidades de los pueblos guatemaltecos refugiados, en la zona pantanosa de Palizada, en la isla industrial y multicultural del Carmen, en las zonas mayas de Los Chenes y el Camino Real, en todos los rincones de Campeche, en octubre, veremos la gran fiesta de la imposición cultural. Los niños y las niñas vestirán como lo hacían los criollos de adentro de las murallas, cantarán las canciones que “enarbolan” las murallas, el malecón y la catedral, y contarán historias épicas de piratas que venían a asaltar a los ricos explotadores. Celebrarán el 4 de octubre como el día de la fundación, porque fue ese “glorioso” día en que Francisco de Montejo “El Mozo”, por fin pudo asentarse en nuestro territorio y desde aquí planear la invasión a toda la Península. Y con toda esta magnífica celebración, se olvidarán de sus raíces, de su lengua, de su cosmovisión y sobre todo, de su glorioso pasado lleno de rebeldía. “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho, establecen libremente su condición política y proveen, asimismo, a su desarrollo económico, social y cultural”, dice el artículo primero del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y lo ratifica el artículo segundo de nuestra Constitución, pero ¿Tienen los pueblos de Campeche la libre determinación? La respuesta es claramente NO. Y esta imposición cultural es la prueba tangible de ello. ¿Por qué querría el gobierno del Estado imponer la cultura de adentro de las murallas al resto de nuestro territorio? Un pueblo que no conoce su pasado, no tiene derecho al futuro dicen por ahí, y eso es precisamente lo que el Estado quiere, negarnos el derecho al futuro. Quieren que nos creamos que todos somos descendientes de los valerosos españoles y criollos que vivían protegidos por sus murallas. Hay que vivir el orgullo de ser campechano, pero campechano con pensamiento criollo ¿Quién se enorgullecería de semejante hipocresía? “Este es Campeche, señores, la tierra del pregonero”, escribió Zoila Quijano en El Pregonero, una de las canciones más conocidas de Campeche, pero ¿Qué pasa cuando un pregonero va por las calles del centro, pregonando su venta? Los inspectores del Ayuntamiento le arrebatan su mercancía y sus instrumentos de trabajo, dejando desamparado al gordito panadero o a la tamalera. Nuestros equipos deportivos se llaman “Piratas”, “Bucaneros” y “Corsarios”, pero se confisca la mercancía de los vendedores que no pagarán el impuesto aduanal y por lo tanto, el Estado los considera como “piratas”. ¿Festejar el día de la fundación? Mejor recordemos el 11 de julio de 1531, que fue la fecha en que los mayas sacaron a los españoles que habían fundado “Salamanca de Campeche”. Glorioso día en que hirieron al “Adelantado” y que no le permitieron avanzar en su empresa de saqueo y muerte. ¿Poner estatuas de campechanas, sin facciones mayas, por todo el Estado? Mejor pongamos monumentos a nuestros pueblos y a nuestros héroes, como Moch Couoh, quien derrotó a los españoles dos veces en Champotón, lugar que el gobierno le sigue llamando “Bahía de la mala pelea”. ¿Homenajear a Pedro Sáinz de Baranda, quien fue un imperialista y que sólo se unió a la causa insurgente, cuando ya todo estaba perdido para la corona? Homenajeemos mejor a Jacinto Canek, quien en 1761 fue desmembrado y quemado en la plaza de Mérida, por exigir libertad de nuestros pueblos y el fin de la servidumbre. ¿Qué quieren borrar de nuestras mentes? ¿Qué nuestros antepasados mayas derrotaron a los españoles, una y otra vez, por todo nuestro territorio? ¿Qué a pesar de que el Ayuntamiento giró un documento para desconocer el Congreso de Apatzingán en 1815, porque “el pueblo de Campeche” no estaba de acuerdo con ser libres, el mismo pueblo de Campeche destruyó la piedra del rey y obligó, en franca rebeldía, al Ayuntamiento a izar la bandera de la Independencia en la casa consistorial? ¿Que durante la década de los 20’s, Campeche fue un Estado socialista? ¿Que durante esa época, las mujeres no sólo tenían derecho a votar, sino que también podían ser electas? ¿Que la Liga de Resistencia de Nunkiní fue la primera en declararse feminista? ¿Quieren que olvidemos a Canek, a Couoh, a Jacinto Pat, a Cecilio Chí, a “El Charras”? Debemos negarnos a olvidar en estos tiempos de amnesia obligatoria. No debemos olvidar nunca nuestro pasado lleno de digna rabia y digna rebeldía. Así como tampoco debemos olvidar que los 43 normalistas secuestrados por el Estado, no han aparecido.

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