Por Vero Lozada-Maldonado

Vaya paradoja que se da esta semana en Campeche; que casi en paralelo a la marcha por la unidad convocada por el gobernador, se publica desde una misteriosa cuenta de Facebook una lista de “enemigos de Campeche”.

Según esto, la marcha y manifestación era para repudiar al Trump constructor de muros y señalarlo como enemigo de México, que le está obstaculizando el camino a Peña Nieto, como dijo en sus propias palabras quien despacha como gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas: es tiempo de la unidad nacional y de fortalecer el orgullo mexicano, ya que frente al camino recto, propuesto y asumido por el presidente Enrique Peña Nieto, Trump ha preferido ofrecer un camino difícil para construir buenos acuerdos, por lo que existen dos visiones diferentes, donde casi todo es negociable menos la dignidad nacional y los intereses fundamentales del país. (sic). ¡¿Quién le escribe esos discursos…?!

¿Cómo entonces, si el fin era señalar a Trump como el “diablo” que está rompiendo nuestro maravilloso bienestar en México, terminamos con una lista de “enemigos de Campeche” con personajes locales? Desde funcionarios federales, del gabinete de Peña Nieto —y eso ya es grave porque es un funcionario ratificado por Peña en su puesto, lo cual veladamente es una crítica hacia el propio Peña que dice defender. En lenguaje político, eso puede leerse como una deslealtad al poder en turno, pero puede más el odio que la prudencia en este caso— hasta políticos, reporteros, periodistas, activistas y medios locales y nacionales. Todos señalados abiertamente por el gobernador en otras ocasiones.

Por amor de Dios, que algún asesor le informe que en una democracia, la crítica, el disentir, la libertad de expresión, la oposición y la libertad de prensa son valores que deben ser garantizados por los gobernantes. Viviría y dormiría mejor el gobernador, si considerara respetar el derecho de los demás a pensar diferente, aunque no esté de acuerdo con ellos.

No me trago el cuento de que fue una mujer la que hizo esa publicación. Casualmente, la “autora” de la publicación crea la cuenta un día antes de publicar su lista negra y su amenaza; según “ella” se llama: Lupita Moreno González…¡De veras que es tremendo el subconsciente! Resulta chistosa la asociación de esos dos apellidos, especialmente cuando es ya histórica la asociación malévola de dos personajes del poder con esos apellidos. Bien dijo Jesús, de la abundancia del corazón habla la boca. ¡Ah qué Lupita! ¡Para acabarla, le atribuyen el hecho a una mujer! También es histórica la cobardía de algunos hombres que se esconden bajo faldas de mujer para tirar la piedra y esconder la mano, o como Harmodio, envolver el puñal en ramos de flores. ¡Vaya bajeza! Y si se trata de “textoservidores”, pues ni hablar de dignidad, es una nueva modalidad de mercenarios que prostituyen su conciencia por unos pesos.

Si por el contrario, de verdad existe esa tal Lupita Moreno González, que está incitando al odio para que asesinen a quienes señala como “enemigos de Campeche”, pues el gobierno del estado tiene el deber de localizarla de inmediato y ponerla a disposición de la justicia, para que se disipe toda duda de su involucramiento en el hecho. No debe ser difícil dar con ella. Pero es tan burda la construcción de ese entramado, que se notan todos los hilos y las costuras. ¡Qué vergüenza!

Si de verdad existe la intención de unir a la sociedad campechana, por favor señor gobernador, si acaso le llegan estas líneas: elimine del discurso del poder, su ridícula frase de los “enemigos de Campeche”; al menos si quiere pasar a la historia como político respetable, esa sería una oportunidad de redimirse.

A estas alturas, casi el 90% de mexicanos tiene claro quiénes son los enemigos de México. Son justamente quienes han considerado –como dicen sus propias palabras—: casi todo negociable, incluida la dignidad nacional y los intereses fundamentales del país, porque eso es justamente lo que hicieron al entregar los recursos estratégicos a poderes extranjeros.

Destaca en su discurso la palabra “negociable”; porque eso es lo que subyace en el fondo de una ideología que mira a los seres humanos como mercancías y no justamente como personas dignas, que merecen una vida plena durante su trayecto por esta tierra.

Justamente eso es lo que han hecho, han negociado con el destino de esta nación, votando en sus mezquinas contrarreformas contra el interés de millones de mexicanos, incluidos los de las generaciones por venir. Y son quienes cacarean a los cuatro vientos —porque claro, son dueños del micrófono— que aman y trabajan por el bien del país, los que justamente han hecho todo lo contrario; mintiéndonos.

Ciudad del Carmen sirve de muestra de este trágico escenario, miles de extranjeros tienen trabajo en las plataformas costa afuera, ganando exorbitantes salarios, mientras miles de expertos técnicos e ingenieros mexicanos y toda suerte de profesiones y oficios fueron lanzados al desempleo. Pemex entregado al rapaz interés de sanguijuelas que solo sangran a esta nación, dejando sólo contaminación, miseria, deuda externa e interna, corrupción y unos cuantitos “afortunados” políticos y camarillas enriquecidos. Esos son hechos, no discursos, y exhiben a los verdaderos enemigos de México, que negocian los destinos de seres humanos; como si se tratara de ganado llevado al matadero.

Trump no estaba cuando eso ocurrió. Trump no le subió la gasolina al pueblo de México, no votó en el Congreso para que la riqueza mexicana, mediante eufemismos legaloides, se traspasara a manos de extranjeros. Por supuesto, Trump es un maldito narcisista que se cree dueño del mundo y es un enemigo de la paz mundial. Pero dejen de distraer con Trump, los enemigos están en casa y por cierto, no son los que tratan de hacerle creer a la gente.

Sí hay enemigos de México y de Campeche. Son todos los que han cometido esos actos que he señalado contra el país, y contra este estado petrolero y sus recursos estratégicos. Son también, quienes con lujo de violencia arrebatan sus productos al hombre y a la mujer honrados, que salen ganarse el pan vendiendo cualquier bocadillo en la calle—vendedores ambulantes—, porque hay desempleo y sueldos miserables.

¡Claro, un político qué sabe de sueldos miserables! O ¿Cómo debe calificarse un acto tan desalmado de quitarles su medio de trabajo y su producto a campechanos en situación de necesidad, arrastrándolos como si no hubiera ley en este país, y comiéndose luego lo que les han quitado, en las propias oficinas de gobierno? ¿Esos sí son amigos? ¿Sabe de esto el gobernador?

La grandeza de un Estado se reconoce por cómo trata a los más débiles y la inhumanidad que han mostrado en el trato a nuestros hermanos campechanos, vendedores ambulantes, gente que vota por el PRI, lo cual por lo visto no les ha servido de nada, porque a la hora de la hora, pisotean sus derechos constitucionales con toda impunidad.

Los enemigos de Campeche son esos que se erigen en señores y no en servidores de sus hermanos, que solo llegar al poder es pisotear, ningunear, obligar, amenazar, y hacer toda clase de abuso de poder contra otros seres humanos, como si se tratara de insectos y sin el menor remordimiento. Tienen Campeche y su gobernador más enemigos entre sus aduladores y lambiscones, que entre quienes a riesgo de su vida, se atreven a pensar diferente y expresarlo.

Hay que ponerse un poquito la mano en el corazón y ponerse al nivel de los ojos del prójimo para darse cuenta que es inhumano que al pueblo se le siga exigiendo más y más sacrificio. El descontento es un recurso mínimo cuando el pueblo ya no aguanta más. Con un poquito de sensatez, entenderían que es tiempo de apagar el fuego en lugar de seguir atizando. ¡Nadie puede jugar con fuego sin salir quemado!

Es absurdo y de muy mala leche señalar a esos periodistas, críticos, opositores y medios enlistados y a todo el que se atreva a pensar fuera de la cajita, como #EnemigosDeCampeche. Esto debe parar y es solamente el gobierno que encabeza Alejandro Moreno Cárdenas quien puede y debe parar esto. ¡Lo hará, si de verdad busca la unidad de los campechanos!

¡Que se besen la justicia y la paz en nuestra nación!