Coordenada
Por Lupita Ramos
En diciembre de 2016 se cumplió una década del anuncio oficial de Calderón declarando la guerra contra el narcotráfico. Significativo ver al presidente vestido de militar para la ocasión en que anunciaba el “operativo conjunto Michoacán”.
Diez años después, el balance de guerra es el siguiente: De acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el sexenio de Felipe Calderón ocurrieron 104 mil 794 homicidios dolosos, a los que se suman los 69 mil 854 en los primeros cuatro años de Enrique Peña; es decir, más de 174 mil personas asesinadas en nuestro país, es el parte de guerra.
Según cifras oficiales, en estos 10 años 29 mil 198 personas han desaparecido, aunque organizaciones civiles elevan la cifra a 50 mil casos. Jalisco ocupa el tercer lugar nacional con dos mil 523 personas desaparecidas.
En algunos años, ha existido un repunte significativo en la desaparición de mujeres en algunas entidades del país, en donde el número de desapariciones de mujeres ha sido mayor que la de los hombres, sin que se hiciera una investigación con perspectiva de género al respecto. (ese ha sido el caso en Jalisco, Chiapas, Aguascalientes, Morelos, Yucatán, Colima y Quintana Roo).
El cambio de escenarios de la violencia significó que ahora el 65% de los homicidios se cometen en el Estado de México, Jalisco, Sinaloa, Veracruz, Baja California, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Chihuahua y Ciudad de México.
El desplazamiento forzado por la violencia ha obligado a 35 mil 433 personas, según cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), a salir de sus comunidades de origen.
El Secretariado Nacional de Seguridad Pública no muestra los datos desagregados por edad y género, faltando así a la Ley General para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (art. 12, apartado V), por lo que se dificulta el análisis por género y aunque poco se analiza de manera diferenciada el impacto y efectos que ha tenido esta guerra en la vida y el cuerpo de las mujeres; sin duda en el conflicto, la vulnerabilidad y riesgo para las mujeres aumenta.
Según el informe Tortura sexual en México. Contexto, prácticas e impactos de 2015, 75 de cada 100 mujeres han sufrido torturas físicas en detenciones, 33 de las cuales manifestaron haber sido violadas.
Desde el 2004, el Colectivo contra la Tortura y la Impunidad tiene documentados 504 casos de tortura, de los cuales 154 son mujeres. De ellas, 57 manifiestan haber sido víctimas de tortura sexual. El mismo CCTI señala que el repunte de casos se da a partir de 2007.
Por otra parte, el crimen organizado ha encontrado en la violencia sexual y la explotación del cuerpo de las mujeres una extensión de sus actividades delictivas, amparadas por las complicidades e impunidad con la que actúan.
La violencia cotidiana de una cultura machista y misógina se reproduce, aumenta y fortalece en la guerra en donde el cuerpo de las mujeres termina siendo campo de batalla.
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