Por Arturo Moo Cahuich El Fuero Constitucional otra vez a debate. Opiniones van y vienen en la mesa de las discusiones, acorde a las conveniencias de los partidos o enfoques de los legisladores. En varios Estados del país se encuentran en la dinámica de resolver sobre el asunto. De inicio, el Fuero está consagrado en la Carta Magna, en el Artículo 61: Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas. El Presidente de cada Cámara velará por el respeto al fuero constitucional de los miembros de la misma y por la inviolabilidad del recinto donde se reúnan a sesionar. Así de claro y preciso el contenido constitucional. Precisamente por el fuero constitucional, la senadora Layda Sansores ha encarado al titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, con la petición de renuncia al cargo por todas las aberraciones cometidas contra los mexicanos y dañinas para el país. Sea en las piezas oratorias desde la tribuna senatorial o de frente, a la entrega del libro de Aristegui, sobre la Casa Blanca mexicana. ¿Alguien duda que el poder Ejecutivo mexicano se convierte en un imperio? Un reino protegido por las fuerzas armadas. El presidente se convierte en el Comandante Supremo del Ejército y por consiguiente encubre violaciones a los Derechos Humanos, hasta que resulta exhibido por organismos internacionales. Cuando el repudio nacional al presidente se vuelve estridente, entonces recurre al pedimento de perdón para él, pero jamás restituye su espacio a los periodistas que desnudaron la corrupción presidencial. Muy por el contrario, endurecen el acoso judicial contra los periodistas. Claro, los reporteros investigadores carecen de fuero constitucional. Los protege si acaso la libertad de expresión. Aunque en la venganza de ese nivel no hay libertad que resista y el ejemplo lo pone MVS. En las entidades federativas, los gobernadores se transforman en virreyes y pueden cometer fechorías de cualquier índole al amparo del poder. Más todavía, si en el Congreso local alcanzan mayoría parlamentaria. Que por cierto en Campeche, los legisladores caen en el ridículo de ser aplaudidores convulsivos y se convierten en voceros del Ejecutivo, sea éste malo o pésimo. El fuero está concebido para dar equilibrio entre poderes. Pero cuando el legislador se somete al Ejecutivo, por cualquier prerrogativa personal, entonces se torna en lacayo. Acotar el fuero del legislador, es restarle autonomía e independencia. Existe una opinión jurídica respecto al fuero: “la inmunidad parlamentaria no es un privilegio, sino una garantía o prerrogativa del parlamento, toda vez que sin ella el Poder Legislativo carecería de independencia y autonomía”. Por supuesto que el fuero tampoco es patente de corso para delinquir, cometer fechorías o estupideces, como casos donde el legislador ebrio se orina en el malecón y el regidor se niega a pagar el licor consumido en el prostíbulo. El fuero tampoco salva de entregar la pensión alimenticia. El desafuero existe y tiene que sustentarse también. El yerro presidencial de Vicente Fox está enmarcado en la historia. Un arrebato de locura o capricho derivó en ordenar el desafuero en contra de Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces Jefe de Gobierno, por el temor de otra alternancia que no fuera la azul. No tiene desperdicio la sentencia popular que dice: el poder apendeja a las personas y a los pendejos los enloquece. Ahí está Vicente Fox como ejemplo. Finalmente, el fuero constitucional es temporal, es inherente al cargo. Concluye el cargo y concluye el fuero. Tan tan.
previous
next