Por Argentina Casanova Nosotras podemos empezar por entender, que todos los parámetros que conocemos están fundados en concepciones creadas desde un deber ser -en todos los planos- conforme al hombre, como único parámetro y referente. Lo humano en relación con el hombre, lo correcto en relación con el hombre, lo inteligente, lo fuerte, lo positivo, lo sano, lo decente -por eso nuestras tetas no pueden mostrarse- y lo bueno que podíamos tener las mujeres, no como nuestro, sino como valor otorgado desde la virtud construida por el hombre para las mujeres. Si sabes trapear eres buena mujer, si obedeces y haces lo que te dicen eres buena, si bailas o te desnudas, no porque te paguen, sino porque quieres hacerlo, te sales de parámetro, porque no lo han construido ellos para nosotras. Nos dicen cómo es el cuerpo humano a partir de lo masculino, lo que nosotras tenemos es un “sobrante” que se estudia como añadido, pero eso adicional te hace diferente y desde su construcción, lo diferente te hace menos, pero si pides ser igual, te exigen ser igual en relación con ellos. La trampa de los discursos e ideas es que están construidos para que nos miren en relación con ellos siempre. Nosotras estamos dándonos cuenta que no necesitamos sus parámetros, ni sus aprobaciones, porque son en relación con lo que el Sistema Patriarcal ha establecido, incluso en el derecho. Por eso las mujeres son juzgadas por delitos por los que los hombres no son juzgados y cuando ocurre es desde ópticas diferentes, que responden a estructuras de género rígidas impuestas a las mujeres. Madre desnaturalizada, pero no “padres desnaturalizados”. Una legítima defensa solo es posible para el hombre, si hay un otro frente al que se defiende, porque ese otro pretende quitar vida a lo humano, en tanto que si quien se defiende es mujer, la noción dentro del derecho y el sistema de justicia es que ella solo es un referente de lo victimable. Romper el camino de su deber ser -víctima- transgrede y merece ser castigado desde esa óptica de que lo que se ha perdido es lo humano en manos de lo no humano. O no visualizan que las mismas condiciones que hacen la legítima defensa de un hombre a manos de otro hombre, puedan aplicarse a ellas. Hay también una absurda fijación por lo que no es suyo, por lo que nosotras tenemos y ellos no, una especie de obsesión con el culo, pero el femenino, las mamas -femeninas-, los genitales -femeninos- desde una hegemónica y patriarcal noción de “no es lo que yo digo que es cuerpo”, es algo externo, pero desprovisto de condición humana -porque el hombre es lo humano-, sino es cosa exhibible para su fijación y disponible -desde su óptica, de lo diferente en relación con ellos y disponible para ellos- en los espacios públicos.
P.D.La Primavera Violeta es de todas y para todas. En Campeche nos reuniremos en la Plaza de las Banderas, si quieres venir de otro municipio, ponte en contacto, vestir de morado o lila, trae cartulinas reciclables para pintar consignas, todas somos necesarias.
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