La senadora Layda Sansores San Román relata lo ocurrido el 19 de octubre de 1997 y asegura que hasta el día de hoy, “aún se siente indignación, coraje y enojo por aquella brutal represión. Eso despertó más mi conciencia y hasta hoy, me da fuerzas para seguir en la lucha”. La legisladora federal afirma que aquel día, hubo por lo menos cuatro muertos y 18 desaparecidos, y muchos lesionados. Por Ronny Aguilar CAMPECHE, Cam. 19 de octubre.- A 17 años de la represión más grande que ha sufrido el pueblo campechano, la senadora Layda Sansores San Román relata lo ocurrido y asegura que hasta el día de hoy, “aún se siente indignación, coraje y enojo por aquella brutal represión. Eso despertó más mi conciencia y hasta hoy, me da fuerzas para seguir en la lucha”. La legisladora federal afirma que aquel día, hubo por lo menos cuatro muertos y 18 desaparecidos, y muchos lesionados. Hoy se cumplen 17 años de aquella represión ordenada por el intolerante José Antonio González Curi, en la que fueron brutalmente golpeados los manifestantes que apoyaban la evidente victoria en las urnas de la hoy senadora. Ante esto, Layada Sansores abre el baúl de los recuerdos de aquel día y cuenta un poco de lo que aconteció aquella noche. Con mucha tristeza en el rostro, expresa: “Eran como las 7:30 de la noche más o menos, fue un domingo como ahora, salimos a marchar, todas las tardes marchábamos y al final, nos reuníamos frente al Palacio, como rito final del día, orábamos, yo había escuchado que Gandhi oraba y nosotros decidimos hacerlo también, me vestía de blanco y después de las catarsis, que se daban espontáneas, siempre se terminaba en un acto de paz, un día oraban los católicos y otro los cristianos y siempre tratábamos de guardar un espíritu de mucha tranquilidad y de mucha fuerza”. “Ese día veníamos ya terminando al marcha con mucha energía y con los niños que nos acompañaban, porque incluso, ellos tenían sus propias actividades en el campamento, pero nos llamó la atención que el Palacio estaba lleno, había cámaras, había de nuevo vallas colocadas y pensamos que era por la votación de Madrazo que se realizó en Tabasco y como era costumbre, que nos sentábamos en las escalinatas del Palacio a cantar, ese día, como habían vallas, quedamos enfrente. “A Bertita Pérez, que hoy es promotora de la soberanía nacional en Campeche, en ese entonces, era una jovencita, mueve la valla y como estaban sin amarrar, se caen y por ahí pasamos todos, pero a sentarnos, ya la actividad había terminado, nunca fue nuestra intención tomar un Palacio que, además, se veía en las ventanas que estaba lleno de gente que nos miraba, no habíamos terminado ni de sentarnos, cuando empiezan a sentirse los estallidos delas bombas de gases lacrimógenos, empezaron a correr y a golpearnos y comienza la desesperación. “Fue un día muy dramático, porque con los gases nos estaban asfixiando, el camarógrafo que tomaba las películas se alcanza a refugiar en el baluarte, yo corría desesperada, oía madres buscando a sus hijos, corrimos por donde pudimos y algunos llegaron a Catedral y el Obispo da la orden de cerrar las puertas y eso nos dejó también una sensación de resentimiento y de dolor, porque muchos que eran católicos, se sintieron abandonados. “Muchos corrieron hacia el mar y yo voy a verlos, cuando alguien me dice que le cayó una bomba de gases lacrimógenos a una nena de meses, que se llamaba Cinthia Caamal, sus padres eran humildes y sus padres estaban siempre en el campamento, en ese momento, comenzó una búsqueda de estas personas, porque en realidad, no sabíamos cuántos no estaban, pero sabíamos que había algunos que estaban muy golpeados y que otros estaban desaparecidos, muchos fueron llevados a los bajos del Palacio, de hecho, la gente que pasaba en los carros, la bajaban y también se las llevaban detenidas, de hecho, en los recorridos que hacemos ahora, nos encontramos con gente que estuvo en esas ocasiones, en los hospitales nos negaban que hubiera gente. “Como medida, nos fuimos a casa de Curi e hicimos un plantón y dijimos de aquí no sale nadie, era presionarlo y obligarlo a que nos informara cuántos detenidos tenían, terminamos tomando el panteón de Santa Lucia, dormimos dos noches ahí, porque nos llegó la información de que esa noche se ocuparon cuatro tumbas, entramos a las morgues a revisar si no había cadáveres nuestros, realmente hicimos lo que pudimos, realmente fue uno de los días más dolorosos, nos decían que el viejito que nos servía el agua, fue golpeado despiadadamente, que gritaba y pedía auxilio. “Finalmente, Curi, ante la presión de no poder salir de su casa, da la orden para liberar a los detenidos, por lo menos cuatro tumbas quedaron juntas, Cintia Caamal, nos consta que falleció, el hermano de Curi hizo parecer como que estaban asegurados y cuál, si ni trabajo tenían, pero dijeron que por una de sus compañías, pero calculamos por lo menos 18 desaparecidos, que no pudimos probar quiénes eran, porque había gente infiltrada en el campamento, y así como a los Caamal les dieron un cheque de 25 mil pesos para que se fueran de Campeche, también había gente infiltrada, que cuando alguien preguntaba por su familiar, se las llevaban y les daban dinero y los amenazaban, cuatro tumbas si quedaron juntas y yo las comprobé, porque estaban supuestamente desocupadas, según el administrador y ese día las ocuparon, un padre nos dijo que una líder priísta acababa de pedir una misa para un difunto y que era una niña, era Cintia Caamal. “Luchamos por nuestra gente, con toda la amargura de algo que nunca hubiéramos esperado del gobierno de Campeche, que hablaba de cordialidad en un discurso hipócrita, reprimir a los niños es una cobardía, nosotros podemos tener alguna responsabilidad en esto, pero ellos sabían que nosotros teníamos el campamento lleno de niños, ellos tenían un grupo que llamábamos los solecitos y todas las tardes tenían sus actividades. “La represión fue consecuencia de la discusión que tuve con (actual secretario de Educación, Emilio) Chuayfett, esa fue la venganza, pero el 19 de octubre nos dio más alma para seguir luchando y no descansar en la lucha, hasta el día hoy”. A 17 años de la represión, firmes Asimismo, la senadora indica que a 17 años de ese amargo día, aún continúa con la misma motivación de ese entonces. “Las represiones de gobiernos autoritarios, lejos de silenciar la protesta, terminan por echarle leña y avivarla, no hubiera durado tanto la resistencia civil sin esta represión, fueron ocho meses, para mí, 17 años de mantenernos firmes en el activismo en la lucha social, como integrantes de la oposición o como partido de oposición, ya tenía la inquietud, ya estaba participando fuera del parido oficial, pero lo vivido en la resistencia civil, marca mi vida y creo que es lo mejor que me ha pasado, me ha hecho crecer y tener una formación con más consistencia en mis principios y en mis decisiones, se marca en mi vida un camino sin retorno y hemos demostrado nuestra congruencia y los que lo vivieron, jamás lo olvidaran, acciones autoritarias propias de dictaduras terminan por tatuar la mente colectiva de los ciudadanos”, expresa. Afirma que la indignación hasta el día de hoy, continúa, pero más viva y más consciente, ya que no es enojo de un robo o de un momento, sino una indignación permanente ante lo que se considera injusto, lo que se convierte en una forma de sentir de pensar y de actuar. “Lo importante no es rebelarse, sino mantenerse en rebelión, y solo con la indignación puede lograrse y se contribuye con acciones represoras, como las del 19 de octubre o como la del 11 de septiembre, esto es lo que nos hace mantenernos en pie de lucha”, puntualiza.
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