OpinionMomentos difíciles

admin24/11/2014

24mom CIMACFoto: César Martínez López Por Carlos Cervera Ancona Estos son los que están viviéndose en México y sus entornos, y todo hace suponer que llevará más tiempo encontrar la  solución a los serios problemas, que en lugar de reducirse, se incrementan, sin  que a corto plazo se vislumbre una salida correcta a los tantos pendientes del gobierno federal, y decimos esto, porque es al presidente Enrique Peña Nieto, en quien recae la responsabilidad de lo que suceda en la Nación. De muy poco, mejor dicho de nada, están sirviéndole los que componen su gabinete, que indudablemente son su gente de confianza, y sin lugar a dudas, en quienes depositó responsabilidades, para resolver con la  autoridad que les confiere el  cargo de secretario de Estado a cada quien. A Emilio Chaufet, le confirió lo concerniente a Educación, en todas las modalidades, pero el dinosaurio priista no está dando la talla en la encomienda, él debió parar desde un principio el lio estudiantil de Ayotzinapa, pero inútil, como siempre ha sido, igual que sus homólogos animales prehistóricos, no dio la debida importancia al asunto y ahí están las consecuencias. Otro de los secretarios de Estado, por amiguismo y favores, cuando como diputado federal, José Murillo Karam, coadyuvó para declarar vencedor en la contienda electoral a Enrrique Peña Nieto, como presidente de México. El premio al aludido es la Procuraduría General de la República, desde donde ya dijo estar cansado. El de Gobernación federal, su gran amigo, nadie sabe de dónde, ni porqué, Miguel Angel Osorio Chong, algunos pensaron que de un plumazo resolvería el problema del Instituto Politécnico Nacional, pero hasta el momento de escribir estas líneas, aquello sigue sin resolverse totalmente. Lo cierto es que estamos viviendo momentos difíciles en toda la Nación, y hasta los yucas, que siempre han dicho que ‘si las cosas se ponen difíciles, me voy a Mérida’. Y para acabarla de amolar, las autoridades partidistas no definen aún a los candidatos a gobernadores en sus Estados, incluyendo a Campeche. Está cañón lo que está sucediendo en México y sus  entornos, y lo que más preocupa es que los buenos para nada, dizque secretarios de Estado, están dejando mal parado a su jefe hasta a niveles internacionales: los momentos que vivimos son difíciles, mucho muy difíciles. Los infiltrados Son muchos los problemas que mantienen de ‘cabeza’, tanto al presidente de los mexicanos, yucas y otros bichos, como a los encargados de solucionar estos asuntos. El secretario de Educación, el de Gobernación federal, el de la PGR, y de pilón 30 o más piojos empleados de los distintos departamentos, donde despachan Emilio Chaufet, Miguel Osorio Chong, José Murillo Karam y sus séquitos de buenos para nada, a quienes nada les importa; todo hace suponer las ‘broncotas’ de sus jefes que no actúan, como lo exige el encargo que mal desempeñan. Para que dejen de jorobar a don Enrique Peña Nieto, pidiéndole  que renuncie, como si con esto, los múltiples asesinados, incluyendo a los de Ayotzinapa, retornaran con vida a sus hogares. Nadie, absolutamente nadie, se atrevería a festejar el dolor que los padres de los jóvenes estudiantes ‘desaparecidos’, están padeciendo, pero nadie también festeja el vandalismo de los infiltrados, que están aprovechándose del reclamo justo de los  padres de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero. Lo más seguro en estos casos, lo que menos importa e interesa a los delincuentes encapuchados, son las vidas segadas por la delincuencia-policías de los tantos jóvenes normalistas. Ellos están a la espera de cualquier inconformidad ciudadana, para socorrerlos, apoyándolos, quemando vehículos, destrozando lo que encuentren a su paso, saqueando comercios, robándose lo que les da la maldita gana. No es desde ningún punto de vista lo que los verdaderos y adoloridos padres llevan a cabo, son los maleantes encapuchados quienes se aprovechan, como en este caso, de los jóvenes ‘desaparecidos’ y de los padres agobiados. Sin menospreciar a organizaciones serias y verdaderas, como las hay en México, no quepan las menores dudas, existen infinidad de malvivientes que están al asecho de las mínimas e insignificantes inquietudes, para cubrirse el rostro y hacer desmadres, robos, quemas y destrozos, entre otros abusos reprochables.

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