El Movimiento contra el Gasolinazo y la Corrupción del Mal Gobierno pretendía entregar un pliego petitorio al presidente municipal, Atilano Mosqueda, a quien demandarían austeridad, transparencia y combate real a la corrupción.

ESCARCEGA, Cam. 4 de febrero del 2017.- Integrantes del Movimiento contra el Gasolinazo y la Corrupción del Mal Gobierno se presentaron al Palacio Municipal de Escárcega, previa cita obtenida, con el objetivo de exponerle al alcalde Atilano Mosqueda Aguayo, un pliego petitorio que incluía, entre otras cosas, demandas de austeridad real en altos funcionarios, transparencia y medidas contra la corrupción que reina en el municipio.

Luego de media hora de espera, el secretario del Ayuntamiento, Miguel Armando Arjona Guillén, apareció en la recepción de la oficina, donde los activistas comenzaron a grabar con sus celulares y a transmitir en vivo, a través del Facebook, sus inconformidades y la razón de solicitar la audiencia pública con el edil.

Sin embargo, la sorpresa es que establecieron como condición un diálogo cerrado con cinco personas, a pesar de haber aclarado en un intento anterior de audiencia, que todos los asistentes debían estar presentes. Ante la negativa del movimiento, amplió la oferta a 10 y al no aceptar, volvió a encerrarse en la oficina del presidente.

Mientras pasaba la hora de espera, el alcalde no se dignó a dar la cara al movimiento de ciudadanos organizados, argumentando tener una reunión muy importante con la Gendarmería y el representante de Gobernación estatal, Carlos Collí, quien pretendía presenciar la sesión con ciudadanos, a pesar de no ser convocado. Esto fue interpretado como una forma de intimidación.

Al negarse por tercera vez a recibir a más de 10, los activistas “se colaron” a la siguiente sala “filtro” que antecede a las blindadas oficinas de Atilano, lo que ocasionó que empleados del Ayuntamiento agredieran física y verbalmente a los activistas, sin diferenciar hombres de mujeres. Finalmente, se restableció el orden ante la civilidad de los manifestantes y todos pasaron a la sala para esperar una respuesta del alcalde.

Diversos funcionarios se interpusieron, pero Atilano seguía sin dar la cara. Insistió que para establecer el diálogo debían entrar sólo 10, pero agregó una condición más, que enardeció la indignación de los activistas: Quería que entraran sin celulares.

Al negarse, el movimiento determinó no moverse hasta que el edil aceptara condiciones más transparentes para el diálogo, pero en dos horas y media de espera, en una sala cerrada, sin ventilación ni aire acondicionado, donde apagaron dos veces las luces para intimidar y bajo resguardo del comandante de la policía municipal y un oficial, la respuesta fue una y otra vez la misma: El alcalde se cerraba a dialogar, si se grababa la sesión y si no elegían una comisión.

Los activistas ofrecieron otras alternativas: llevar el diálogo al auditorio, a la sala del Cabildo, al parque incluso. Sin embargo, el presidente demostró su temor a ser encarado, quería negociar “en lo oscurito” y con una pequeña comisión que pudiera intimidar. Es la clásica estrategia de los gobiernos corruptos, al igual que mantenerlos a la espera en condiciones extenuantes.

A pesar de los argumentos que los activistas dieron, la autoridad determinó No dialogar y el movimiento advirtió que seguirán al alcalde a sus presentaciones en público, hasta que dé la cara para responder a sus demandas. Finalmente acudieron a la oficina de transparencia para solicitar información sobre los gastos del municipio y fortalecer sus evidencias contra el mal gobierno.