OpinionCómo vamos a seguir votando

admin05/01/2015

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Por Carlos Cervera Ancona No sé ustedes, pero yo no votaré por ninguno de los que andan en busca del botín sexenal, que representa la gubernatura del estado de Campeche. Y saben por qué no votaré en favor de ningún candidato priista, perredista, panista, o cualquiera de los nuevos engendros, porque siempre nos han engañado los malditos tecnócratas de los cuatro últimos sexenios, aprendices de políticos que, a la carrera, aprendieron malas mañas de los dinosaurios del mafioso tricolor, principalmente a robarse el presupuesto canalizado vía gobierno federal, ojalá salga un ofendido y nos reclame. Yo y miles de coterráneos sabemos qué tenían los tecnócratas, habilitados como mandatarios estatales, saben qué propiedades tenían antes de disponer del botín, poco, sí señores, muy poco, poquísimo; ni la milésima parte de lo que ostenta Jorge Salomón Azar García, Abelardo Carrillo Zavala, José Antonio González Curi, Jorge Carlos Hurtado Valdez, y éste, éste, el que sigue, ya lo veremos luego. Ah, pero en su momento, alardeaban públicamente ¿Sus honestidades? y pobre del que pusiera en tela de las dudas la ‘honradez y sencillez’ del mandatario en turno. Aunque para ello se valieran de pobres diablos que, por unos cuantos pesos, son capaces de agredir a un ciudadano, por la simple ‘sospecha’ de que su patrón era una canija rata. Así hemos visto pasar a los tecnócratas manos largas, sin que podamos reclamar algo, pues son expertos en borrar las huellas de sus atracos. Y no crean que no mencioné por su nombre al que    está de salida, por temor o algo por el estilo, a estas alturas de mi vida, en la que nada tengo que perder, qué puede importarme un tecnócrata más, que nada tenía cuando entró, pero qué tal hoy  que va de salida. Lo difícil será encontrar a quien me publique este sano comentario, pues la gran mayoría, por no decir todos los compañeros del gremio periodístico, están atados de las manos, pues reciben sus limosnas del gobierno, que preside Fernando Ortega Bernés, ese  que engañó miserablemente al pueblo campechano, con su verborreo disfrazado de sencillez. Creo que tienen razón algunos canijos, de que escribo con el hígado, pero en mi situación de hambruna, cómo carajos voy a comportarme. Pasé el 24, el 25 y el 31 en la más espantosa de las miserias, hay veces que reniego de ser tan orgulloso, pero es todo lo que tengo y a Dios gracias: digo que soy orgulloso, porque no fui a gorrear la cena a mis hijas, que hasta se enojó conmigo la que tanto quiero. Ya están ‘golpeando’ la puerta los Reyes Magos y no tengo un clavo para obsequiar a mis nietos un canijo juguetito. Pero qué tal los gallones y hasta los piojos a su servicio, esos desgraciados si tienen para comprarle a sus feas arañas juguetes caros, hasta la parentela aprovecha la ocasión. Por estas cosas y el rezago que sufre Campeche, ante estados her  manos, que si han crecido y avanzado en distintos rubros, no votaré por ningún maldito candidato. Cómo vamos a seguir votando por el PRI, con todas estas amargas experiencias a cuestas, saben qué va a hacer el que supla a Ortega Bernés, lo mismo, sí señores, ni se piense en algo distinto; si acaso más disfrazado el atraco a las arcas, donde se guardan los dineros del pueblo. Los que seguramente votarán, serán los ilusionados con recibir un   huesito para roer, como ha sucedido por siempre, el hambre es canija, se los dice un experto, que jamás ha recibido huesos, ni sobras de alguna rata inmunda (Entiéndase ‘altos’ funcionarios) de  cualquier nivel.

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